Himno

Virgen de la Vega, reina del grandioso

milagro de flores,

que llena los templos de incienso oloroso

y enciende en las almas sus bellos amores.

Yo no sé que tiene tu cara morena,

que lloran los ojos a tu claridad:

divina magnolia, fragante azucena,

que llena de aromas toda la ciudad.

Flor de nuestra Vega, de efluvios serranos

que son bendiciones,

rosa cuyo cáliz forman los cristianos,

con los tiernos pétalos de sus corazones.

Beso de los labios que sienten anhelos

de misericordia, conjuro del mal,

estrella que un día cayó de los cielos

para que en la Vega florezca el rosal.

La Torre como un vigía,

con sus ojos de hito en hito,

mirando está noche y día

tu Santuario bendito.

Eres Fuensanta el consuelo,

de este cristiano jardín:

Oración que sube al cielo

pasa por tu Camarín.

Oración

Oh Dios, que a tu pueblo sediento lo llevaste a las aguas salvadoras,

haz que comprendamos las maravillas de tu misericordia, para que,

ayudados poderosamente con el auxilio de la Virgen María de la Fuensanta,

bebamos con alegría en la Fuente, que es Cristo, el agua del Espíritu.

A tus cuidados, Virgen de la Fuensanta,

confiamos las necesidades de todas las familias, las alegrías de los niños,

la ilusión de los jóvenes, los desvelos de los adultos,

el dolor de los enfermos y el sereno atardecer de los ancianos.

Socorre a los que padecen desgracias, a los que sufren en soledad,

ignorancia, hambre o falta de trabajo.

Fortalece a los débiles en su fe, consolida nuestra esperanza y aviva nuestra caridad.

Protege nuestra ciudad, a sus hombres y mujeres.

Asiste, maternalmente Oh María, a cuantos te invocamos como Patrona nuestra,

Fuente Santa y  Madre de la Iglesia.

Jaculatoria

 

 

 

Bendita sea tu pureza,

y eternamente lo sea.

Pues todo un Dios se recrea,

en tan graciosa belleza.

A ti celestial princesa,

Virgen Sagrada María,

te ofrezco desde este día:

alma, vida y corazón;

mírame con compasión;

no me dejes, Madre mía.